La gastroscopia es una prueba muy útil en caso de que el médico tratante sospeche la presencia de enfermedad celíaca o intolerancia al gluten simple. Es una herramienta diagnóstica muy común, que sirve no solo para identificar la presencia de enfermedad celíaca , sino también para estar al tanto de cuál es el estado de nuestro estómago en general.
Veamos juntos cuáles son los pros y los contras de este diagnóstico, o mejor dicho, intento de diagnóstico, ya que no proporciona resultados definitivos y certeros sobre la presencia o no de enfermedad celíaca en el paciente que lo padece.
¿Qué es la gastroscopia?
La gastroscopia es una herramienta de diagnóstico que nos permite comprobar, con nuestros propios ojos, las condiciones de nuestro estómago. Se pone en práctica mediante un tubo flexible, al final del cual se fija una cámara muy pequeña, conectada a un monitor por el que el médico podrá pasar y comprobar el estado de salud de nuestro estómago .
Es una prueba fundamental incluso durante la enfermedad celíaca, ya que es posible, a través de esta herramienta diagnóstica, conocer el estado de salud de la mucosa que recubre el estómago (y que, en el caso de la enfermedad celíaca, puede aparecer inflamada, si no incluso ulcerosa) .
Solo después de los análisis de sangre.
Sin embargo, existe un orden temporal en la realización de las pruebas necesarias para identificar o no la presencia de enfermedad celíaca. De hecho, comienza con los análisis de sangre, con la prueba que tiene como objetivo identificar la presencia de ciertos anticuerpos, que pueden ser un signo de la presencia de la enfermedad celíaca. En caso de resultado positivo, pasamos a la gastroscopia, que podrá aportar más datos al médico tratante, y finalizamos con una biopsia intestinal, único instrumento capaz de certificar al 100% la presencia o no de enfermedad celíaca. o incluso de una mera intolerancia .
¿Por qué no hacer una biopsia de inmediato?
La biopsia generalmente se deja como la última herramienta diagnóstica disponible para aquellos que quieren comprobar la presencia o ausencia de enfermedad celíaca, ya que lamentablemente es una prueba extremadamente invasiva, especialmente si se compara con la sencillez con la que se puede realizar un análisis de sangre o , de hecho, gastroscopia.
Someterse a una gastroscopia lleva solo unos minutos, después de los cuales incluso los pacientes más pequeños pueden volver a casa sin problemas, sobre sus piernas.